“No aceptar ninguna idea, ninguna imagen que pueda dar lugar a una explicación racional, psicológica o cultural. Abrir todas las puertas a lo irracional. Sólo admitir las imágenes que nos golpean, sin intentar encontrar un porqué” (DALÍ Y BUÑUEL)
Los años salvajes de la filosofía
Los Años Salvajes de la Filosofía…
…ya sabéis cómo fueron.
“Los amigos que aquí se conocieron y abrazaron ya se fueron,
cada cual a su yerro”
W.H. Auden
Mientras encuentro algo mejor que hacer
Mientras encuentro algo mejor que hacer.
Un propósito de no quejarse durante veinte días, donde las
críticas, los juicios y las miradas condescendientes no caben. Escribir sólo
cosas buenas. Sentarme a mirar cómo pasan los segundos y no importarme. Cerrar
los ojos y poder tocar el destello del tiempo. Sentir como la vida se mueve
estando quieta en un semáforo. Encontrar un espacio donde no hay que pensar,
simplemente estar. Hablar con los fantasmas tuteándolos. Levantarme por la
mañana con una sonrisa sincera y mirar por la ventana para ver al aire bailar.
En el fondo, o jugamos a ser valientes o no.
Mientras encuentro algo mejor que hacer.
Escucho Courage de
Sarah Polley, esperando que cuando termine todo sea de otra forma. Una y otra
vez. Intento escribir de una forma que no sé. Las palabras me atraviesan la
cabeza, dejando imágenes muertas desde su comienzo. Consigo hacer que las
sensaciones creadas sean reales por un instante, eso me asusta. Ideo una vida
nueva y me doy cuenta de que sólo tengo ésta. A veces creo que no lo voy a
conseguir, pero sigo dando pasos. Pasos torpes y lentos. Ayer hablé con una
profesora de filosofía y me dijo que si escribía ensayos. Contesté con una
vacilante risa nerviosa.
Escucho música china, parece que estoy en un restaurante
comiendo rollitos de primavera, no sé por qué. Quizás sea para esconder todo lo
demás, o simplemente para reconfortarme con lo desconocido. Lo desconocido
siempre tiene dos puntos de vista.
Mientras encuentro algo mejor que hacer.
Disimulo sonriendo y encontrando sentido a la vida. Comparto
mi forma de ser con otros, explico cómo y por qué miro así, toco así, decido
así, pienso así, sin ningún avance. Hago la comida, veo series, hago planes,
duermo, consumo, fumo, sueño, escucho, busco… Mientras encuentro algo mejor que
hacer.
El final es ser un «anciano sabio». Cuando ya no hay que dar
palos de ciego, explicaciones imposibles, esperar esperanzas que no llegan
nunca. Donde los errores cometidos son igual de valorados que los aciertos.
Cuando ya está todo hecho, cuando por fin, sin quererlo, se consigue el
equilibrio. El final es ser un «anciano sabio».
Converse
Hay una ley que dice: “Si encuentras unas converse por 25
euros cómpratelas, aunque no las necesites, aunque no las quieras”.
Y eso es lo que hicimos, sin pensarlo, sin buscarlo. De
hecho, la idea era otra, como casi siempre. Pero a veces los planes no salen o
los trazas y luego no los quieres. O se terminan antes de empezar. Por eso
últimamente procuramos no hacerles mucho caso. Comimos en un comedor de unas oficinas
donde nos pidieron el DNI y nos dieron una pegatina para identificarnos, comida
casera y muy barata, parecía por un instante que teníamos otra vida diferente.
Paseamos por debajo del faro del que tantas veces habíamos hablado. Buscamos un
regalo que no encontramos y jugamos a ver en que estación estábamos mirando la
ropa de la gente que andaba por la calle. Y después de todo esto, nos fuimos
donde siempre vamos, donde siempre queremos ir, aunque llueva o haga frío, aunque
sea por la tarde o por la mañana, aunque no tengamos tiempo, aunque no sea el
momento. A un parque, da igual el que sea y da igual donde esté. Nos fuimos a
probarnos como niñas pequeñas nuestra compra. A compararlas y a planificar los
pasos que daremos con ellas, sabiendo que probablemente nunca llevaremos a cabo
esos planes.
Superferolítico
Macilento, hirsuto, diletante.
Palabras que tienen su aspecto. Carne,
tono, textura, estado de ánimo.
El atisbo triste de una reunión de ues o
el alegre de las ies.
O palabras que pasan por enfrente
mientras las dices:
Catarata.
Accidente.
Estertor.
Balanceo.
Y amable que es ama-ble. Y recordar que
es re-cordar.
O palabras como campanas, como
canciones, como el chirriar de un neón.
Glicinia, crepitar, estantería.
Decrépito, inerme, crujiente.
Deseoso, piragua, establo.
Y a veces además de esa apariencia
perfecta del sonido y aspecto de las palabras encontramos también que por sí
mismas ellas cuentan ya una historia.
Por ejemplo; excesivamente delicado, fino,
primoroso
que se dice también superferolítico.
que se dice también superferolítico.
Qué maravilla de palabra:
Superferolítico
Superferolítico
Superferolítico
Composición estética
Hay como siempre una basura de olor a
naranja, café y cigarrillos. Hay esa fascinación por una composición estética
metalizada, casual, azulada.
Hay un bucle de cajas negras, estampas
vacías, palancas que caen. Y un júbilo y una celebración maquinal,
estacionaria, imprudente.
Y anonadados por la calle. Y esos olores
a grasa que ahora asquean ahora hipnotizan.
Y sin duda pétalos, o flores enteras por
los suelos. Agua en la boca, blancos y rosas, escrúpulo.
Y todos quieren una casa en mi casa. Un
boletín. Un espía secreto.
La propuesta número cuatro del libro
gordo. Aquél punto en el que explican la distancia adecuada, la mirada
adecuada. Cómo mover la boca adecuadamente. Cómo ahuecarse el pelo
adecuadamente. Cómo andar cercanos, o estar quietos adecuadamente.
De joven tuve que limpiar algunas sillas
desde las patas. Aprendí la limpieza, la exigencia. Eso
es lo que hay; mugre y competencia.
Ahora los paisajes están ladeados,
desfondados, marchitos.
Ya no es lo que se ve lo que pasa sino
lo que se oculta. Y esto de descifrar y ensayar y obviar lo común le quita
mucho tedio, mucho tedio a las tardes que tantos llaman fabulosa.
Verbo
Deja que te enseñe lo que nadie, nunca, jamás ha visto...
Despertar, salir, huir, buscar, lugar, espacio, tiempo, ver, querer, tener, poder, volver, vivir, seguir atento, calla, observa, espera, anda, obedece, manda, adelanta, siente, abraza, vuela, vela, ruge, aguanta, calles, valles, sueños, niños, ruidos, sonido prohibido, ricos, pobres, nobles, crueles, seres muertos, vivos, segundos, minutos, horas, días, meses, años, calendario, gente, marabunta, hora punta, choques, daños, pasan masas presas, pasos, risas, llantos, sueños imposibles, besos, golpes, hombres, damas, vida, amas siempre, libre, soles, lunas, tierra, cielo, nubes, aire, lluvia, fuego, subes, bajas, pierdes, ganas, tramas más planes, más metas, más fama, más cimas mañana, más dramas, más almas marcadas, más, ciudadanos, voces, roces, razas, luces, artes, crecen, dices, vives, duermes, luchas, pides, e instantes felices, sexo, amor, amigos, enemigos, trapos sucios, pactos, duelos, socios, precios, sanos vídeos, sucios celos, parques, plazas, coches, noches, sombras, nombres, sólo quiero recordar, olvidar, inspirar, respirar, calcular, vigilar, piensas, sientes, quieres, hablas, decisión, precisión, ambición, ilusión, intuición, expresión… SON PALABRAS.
Domingo
En realidad no hay manera. Así, en crudo, es horror.
Cómo lo hacemos. De dónde sacamos palabras para cambiar lo que no nos atrevemos a contar del mundo por cosas que no existen. Por frases e ideas que nos hagan verlo todo como Historia.
Buenos o malos que luchan por el poder de la tierra, simplemente. Porque el caso es que contemplamos, contemplamos los acontecimientos impasibles cambiando de canal cada nuevo día. Para que nunca lleguemos a darnos cuenta de que esto no es una película. Vivimos entre asesinos, ladrones, cobardes sobre alfombras, cobardes entre cuatro paredes. Imbéciles y sabios. Niños, artistas, insomnes, angustiados, inocentes. Rodeados de médicos que no saben que no es posible curar. Rodeados de delirantes, despiadados, desconfiados. Rodeados de drogadictos que intuyen una inquietud. Rodeados de personas nerviosas, personas inseguras, personas tristes y alegres.
Persona: (Del lat. persona, márcara del actor, personaje teatral, este del etrusco phersu, y este del gr. πρόσωπον).
A ratos pienso que no sabemos dónde nos hemos metido. A ratos parece que la tierra entera es ese trozo de paraíso que vemos en nuestras ilusiones. A ratos pasa, y a ratos sonrío y no sé si es siniestro o sublime.
El plan era otro...
El plan era otro, pero sin querer o sin darnos cuenta pasamos la tarde en el Parque. Por probar o no sé por qué entramos en un sitio que no conocíamos. No sabíamos el nombre, no sabíamos qué aspecto tenía aquello, qué gente había, qué podíamos hacer allí. Una aventura que por otra parte habíamos planeado para cualquier otro día, sólo por la cosa de hacer algo distinto ahora que es primavera.
Primero íbamos a un concierto. Luego a tomar cervezas a Lavapiés. Acabamos con un helado y unos cigarrillos. Marina desconfiaba, de mí y de todos los demás. Yo exploraba el terreno. Niños en los columpios, gente bebiendo leche, algunos mendigos con bolsas de gusanitos, alguna cerveza. Guitarra, hakis, combas, colores, ruido-de-niños-jugando.
Un conjunto de acontecimientos azarosos nos llevó hasta aquel parque. Cada paso que dábamos en busca de el sitio perfecto para sentarnos y dejar volar las palabras con un cigarro y un helado más lejos dejábamos nuestra idea inicial. Fuel Fandango quedaba a mi espalda perdiendo la oportunidad que había planeado dos días antes. Tampoco importaba, casi siempre improvisamos y ahora como es primavera nos dejamos llevar sin darle mucha importancia.
La gente ajena a nuestras ideas y planes disfrutaba del día soleado y templado que hacía, sentados en el suelo o en los bancos, gente mayor y gente joven, niños, sobre todo, muchos niños apurando las horas del domingo. Sol siempre haciendo fotos con su cámara digital, ahora se le ha quedado pequeña y quiere una mejor. Mi cabeza hacía esfuerzos por recordar lo ya vivido, reconstruyendo los recuerdos pasados en los que ya había estado sentada en ese parque con otras personas, en otro tiempo en el que todo era distinto. Las sensaciones nunca son las mismas, aunque creamos que así es.
Hablamos de la primavera y hablamos de la gente, hablamos de los objetivos, aunque inicialmente sean otros. Hablamos de los árboles y de los saris de las indias. Del color y de la música. De lo conocido y de lo que nos queda por conocer. Y todo esto sentadas en un pequeño trozo de césped, compartiéndolo con otras personas que parecían saber cuál era su lugar allí, sin embargo, creo que a nosotras todavía nos cuesta hacernos con algunos pequeños trozos de tierra en Madrid. Pero los planes siempre son otros.
Por lo que parece, ésta era la finca de Isabel de Braganza, segunda esposa de Fernando VII. Entonces todo estaba lleno de jardines románticos, con paseos curvos y caprichos. Había un embarcadero, un palacete, fuentes, estanques, una noria, esculturas.
No queda nada parecido a eso, después del Casino de la Reina, allí hicieron el Museo Arqueológico, luego la Escuela de Veterinaria o la guardería de los hijos de las cigarreras de la Fábrica de Tabacos.
Muchas vidas ha tenido el lugar.
Hará unos diez años lo rehabilitaron y ahora es un parque que está muy bien, lo mejor que tiene es que está un poco escondido. Y que es público y podemos ir cuando queramos.
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