Introducción

Sólo puede ser otra cosa, sólo puede ser distinto o no ser nunca. Si nos vamos a quedar a medias no lo hacemos. Salir de casa por la ventana. Hacer un truco de magia, luchar con espadas, hacer que las palabras sean fuerzas de fuego, vasos de agua, temporales de aire. Porque este debe ser un lugar que nos permita conjurar, gritar con violencia velada, tener un plan contra los demonios y los fantasmas. Sólo cosas vivas, sólo cosas resucitadas. Sin objetivos. Sólo lo inútil, sólo lo que no va a ir a ningún lugar, sólo lo huérfano de sentido. Sólo crear la posibilidad de que todo sea de otro modo. Sólo saber que es posible que sea de otro modo.

Qué mejor que crear un lugar donde mueran las cosas que no podemos dejar de intentar ni intentar a la vez. No propósitos, sino cosas inevitables, puntos de fuga, evasiones, disfraces. Por qué no nos inventamos un viaje, sabiendo que es un viaje desde el mismo lugar de siempre pero sin remordimientos. ¿Nos dejamos llevar? ¿Luchamos contra la acritud, contra la fatiga, contra la tristeza? ¿Creamos un lugar en el que escapar?
Qué mejor que dar un lugar a las causas perdidas para que se diluyan en la inmensidad de la Red, si en los días de todas formas se nos van atravesando las causas perdidas  Este compromiso requeriría fuerza, requeriría sacar horas o minutos de lucha contra una melancolía más cómoda. ¿Dejamos de lamernos las heridas y jugamos a ser quien no somos?

Vigor, brío, esfuerzo, acción, rapto. No vale andar vagabundos, ahora sólo vale correr. Huir, experimentar de otro modo con este decorado, vivir en la oscuridad de lo que nos da la gana. Poner toda la carne en el asador, comerse a Dios por una pata. Escapar riéndonos a carcajadas después de haber robado del mundo lo mejor.  
Sólo hay que elegir las cosas que dan fuerza y seguirlas. Dejamos lo demás para otra ocasión. Vitaminas, convulsiones, gritos alocados, el punto irracional. No es si quieres, o si puedes, es si te atreves. 

Vamos a ser negadores de la realidad. Vamos a hacer como si no hubiera mañana, como si no hubiera límites, como si todo fuera una oscuridad salvaje donde sólo cabe inventar que en el fondo ríes.